martes, 13 de diciembre de 2011

ME PERSIGUE TU VIENTO...

ME PERSIGUE TU VIENTO...

CONCHA DEL ORO




ING. HERIBERTO ROBLES ROSALES

En honor y en recuerdo de quienes a la distancia añoran a su terruño querido, Concha del Oro, Zacatecas, donde las ilusiones se hacen realidades, un pueblo minero que como el ave Fenix, no muere, sino resurge de las cenizas, hoy con una gran actividad en la industria minera.

NO PODRIA PRESUMIR DE ABOLENGO MINERO
SI NO SUPIERA, ENTEROS, LOS SECRETOS DEL ABRA
SI NO HUBIESE LLORADO A COMPAÑEROS
QUE MURIERON PESCANDO EN LAS TINIEBLAS
CON LAS CARNADAS DE SUS PPROPIAS VIDAS
Y DESENTONARIA, CON MI ALMA BARRETERA
SI YA NO RECORDARA, QUE FUI TRAGADO POR LA BOCAMINA
EN EL DIARIO BAJAR DE LA CALESA, DE LA QUE QUISIERA
POR EL BUEN VIAJE DE SUS PASAJEROS
QUE EL ANGEL DE LA GUARDA FUERA SU PALANQUERO.

Al inicio de mi escrito quiero que mis recuerdos me lleven al pueblo que bajo del cielo, al pueblo que me inició de mi vida de minero, al que sin ver el caballo en su cerro EL TEMEROSO, la vida me traería a el, a recorrer sus calles empedradas y volver a vivir de mis recuerdos, escuchar el chirriar de las poleas de aquellas canastillas que desde la mina socavón principal nos traían el mineral, mirar la cumbre de sus cerros que se vislumbran a lo lejos, escuchar las serenatas en su plaza y el vibrante sonido de su marcha, oír el grito del minero que alegre a la mina baja, escuchar el sonido cantarín de tus campanas que hacen que no me olvide de mi pueblo, es escuchar el eco de mil voces, es como ver las sombras de los amigos de aquel tiempo, es saborear las mieles del recuerdo, es disfrutar el viento muy helado de los cerros, es volver a vivir un presente que esta lleno del pasado, de las cosas que hoy hablo, muchas ya no existen, como no existen ya muchos de los hombres de aquel tiempo, es volver a vivir esos recuerdos, del pueblo que bajo del cielo, pensamientos y voces del alma, momentos de emoción, de intima desnudez anímica o de amargura, que se traduce en ironías que parecen sonrisas que se entristecen, así es la vida de un minero, las minas me dieron vida, como me dieron dinero y las mujeres que disfrute en la vida, así como llegaron se fueron.





Y LA FERIA SE ACABA ENTRE AVENTONES
OLORES DE POZOLE Y VOLANTINES
¡CONCHA DEL ORO!,
RUMBO DEL FUTURO, LAMPARAS DE CARBURO
ME PERSIGUE TU VIENTO,
ME PERSIGUE TU VIENTO PERFUMADO
CON SUSPIROS DE LUNA Y DE DESEO.




Así como se acaba la feria, también se acaba la vida, y solo después de haber transitado los caminos de la vida, de haber tropezado una y mil veces con la misma piedra, cuando estamos por llegar al final del recorrido, nos llega la nostalgia de los días idos, de los tiempos muertos, de las flores vivas, de los amores viejos, de los recuerdos ahogados, de las lagrimas vertidas y de los vinos derramados, de las mujeres amadas y los amigos muertos.
La vida ese cúmulo de sueños y de anhelos, de ilusiones y esperanzas, una vida que nos llevó por los lugares más recónditos y escondidos de la tierra, una vida que abusando de ella nos hizo no solo románticos, sino la vivimos con la dicha perdurable que a todos los hombres nos presta y nos da cobijo.




Así regresamos al pueblo que bajó del cielo, a una tierra que nos llenó de ensueño y de castillos que casí siempre se perdían o morían en el aire, de amores fugaces y tesoros escondidos, de cariños sublimes y vientos tormentosos, hoy al recorrer sus calles y disfrutar sus tiempos, me llegan los recuerdos del inicio de una aventura de una ilusión que ya culmina.
Volver a este pueblo es recordar la vida misma, es llegar como fantasmas de un pasado ya ido, es escuchar los ruidos del minero, es saborear los ricos lonches del amigo, es recorrer los rebajes de la mina, es llegar a la farmacia Oyervides y ver a Pedro recargado sobre su mostrador mirando la puerta de MACOCO que se abría para dejar salir a los amigos, es no olvidar como decía el poeta al pueblo que bajo del cielo, a CONCHA DEL ORO, mi primera novia minera.
Es como mirar el final de la vida, como al salir de la mina una luz se ve al final, así termina la vida, como al salir de la mina.



CONCHA DEL ORO.
TU VIENTO QUE GALOPA, CON LAS NUBES EN ANCAS
ME OBLIGA A REGRESAR DE DONDEQUIERA
PARA MIRAR DESDE LA CRUZ DEL CERRO
¡A TU PUEBLO!
Y PERVIVE MI GOZO AL CONTEMPLAR
A LA GENTE DE LOS BARRIOS, DEL CRUCE
Y CABRESTANTE DEL PANAL Y DE LA LAJAS.

Cuando al llegar el día 8 de diciembre y estar en Concepción del Oro, me propuse escribir algo sobre la fiesta Patronal de la Virgen de la Concepción, Y la verdad me encontré con una fuente inagotable de historias y leyendas, que surcan el firmamento Zacatecano, de este estado que ha dado brillo a la Patria y que es orgullo de sus habitantes.
Cuando se menciona el nombre de CONCHA, es destapar un cofre de milagrerías y de ricas esencias del pasado, es percibir el aroma de la leyenda y fundirse en el ámbito de su pureza y sencillez, es recordar su ambiente minero y provinciano, que sabe de luchas y de esfuerzos, de placidos veranos, de gélidos inviernos y lluvias pertinaces.




Es recordar a sus mujeres, que tienen la belleza morena Mexicana, y que en su rostro ponen la nota airosa de su sonrisa preñada de esperanza, mujeres que se hacen deseables, pero respetables, con los tesoros ocultos de la bondad y la grandeza, de la sana alegría, del afecto puro que las hacen difíciles de olvidar y fáciles de amar.
Y así como el poeta derrama sus versos de amor para su pueblo y la mujer amada, así yo me encontré a grandes y mejores amigos, ese cariño que anido en mi vida, que concibió y conoció a CONCEPCION DEL ORO, y que aprendí a amarla antes de conocerla, muchos de los amigos, algunos que ya se han ido, me hicieron comprender las excelencias de esta tierra, la nobleza minera de su gente donde se conservan integras las virtudes de esta noble tierra.

LA TRADICION DE SU GENTE
Decía una viejecita que se encontraba a mi lado, cuando la banda tocaba, una pareja bailaba, y todo el pueblo disfrutaba, “hay señor, ya tengo casi ochenta años, me fui muy jovencita para Monterrey pero, aquí estoy en mi Concha querida como cada año, aquí traemos la danza para venerar a la virgencita, y así será hasta que me muera” y me llegaron los versos del poeta

ALGUIEN PODIA FALTAR EN ESTE DIA SANTO
PERO NO LOS DANZANTES, CON SUS LUNAS DE ESPEJOS
EN LOS PENACHOS, Y MUY VULCANIZADOS SUS HUARACHES
AL COMENZAR SU DANZA, DESPIERTAN A LA PIEDRA
QUE CUBRE EL PAVIMENTO
Y OBLIGAN A CANTAR A LOS MARIACHIS.

DEL POETA
ANTONIO VALDES CARBAJAL





El fue el poeta y la voz del semidesierto, ocupa un lugar preponderante en el firmamento estelar zacatecano, al lado del maestro Ramón López Velarde
TU BARRO SUENA A PLATA, Y EN TU PUÑO SU MISERA ALCANCIA
Antonio Valdés Carbajal, fue un personaje muy querido en su tierra Concepción del Oro, Zacatecas, el se nutrió de la savia subterránea de su pueblo y le canto al paisaje lleno de palmas, gobernadora y lechuguilla, el fue el poeta del semidesierto, y de el tomé los versos de este artículo, ME PERSIGUE TU VIENTO.


heribertorobles52@live.com

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